La alimentación selectiva se refiere a una dificultad persistente para aceptar ciertos alimentos, ya sea por su textura, sabor, olor, temperatura, color o presentación. No se trata de una simple “maña”, sino de una experiencia que puede generar ansiedad, rechazo y conflictos durante las comidas, tanto en niños como en adultos.
En nuestro espacio, trabajamos la selectividad alimentaria desde un enfoque respetuoso, comprensivo y libre de presiones.
Evaluamos las posibles causas sensoriales, motoras, emocionales o de hábitos, y diseñamos estrategias personalizadas para:
Nuestro objetivo es promover una relación positiva con los alimentos, respetando los tiempos y necesidades de cada persona, y generando experiencias agradables y seguras a la hora de comer. El acompañamiento profesional permite ampliar de forma progresiva la variedad alimentaria, mejorando la participación social y el bienestar general.